En el siglo primero de nuestra era, Pompeya no sólo era un puerto con gran actividad, sino también un balneario muy exclusivo al cual concurrían familias muy adineradas. En el año 63 un terremoto causó graves daños. Sin embargo, nada sería comparable a la erupción del volcán Vesubio en el año 79, que sepultó a la ciudad bajo una capa de lava y cenizas. Esta entretenida novela histórica, basada en rigurosa evidencia documental, traslada al lector a los dos días previos al desastre, cuando el deterioro del agua parece anunciar una tragedia inminente. A través de este libro es posible conocer la vida cotidiana en la ciudad, las inquietudes de sus habitantes, las características de la ciudad y de sus principales construcciones entre las que se destacaban las villas palaciegas destinadas al descanso, decoradas con magníficas pinturas murales.